Según Cicerón, el pueblo no es un simple agregado humano, sino una sociedad que se sirve de un derecho común; solo se puede hablar de república cuando existe un derecho común del que todos pueden servirse; el derecho común al servicio de todos es lo que hace que un agregado humano se convierta en pueblo y se pueda hablar de gobierno público o república.
Pero el gobierno del pueblo no es siempre igual pues hay distintas formas de gobierno: monarquía, aristocracia y democracia y cada uno lleva emparejada su forma degenerada: tiranía, oligarquía y anarquía.
Para Cicerón, entre las formas degeneradas, la peor es la anarquía, que suele derivar de la democracia.
El otro día, viendo actuar a los “presuntos” indignados en el pleno municipal, me vino a la cabeza Cicerón; pensé en el derecho común, pisoteado por los que se arrogan así mismos todos los derechos; pensé también en el concepto de gobierno público, pensé en el gobierno que afecta al pueblo y sobre todo pensé en la degeneración de la democracia, cuando algunos, en nombre de la libertad del individuo, esa que ellos mismos pisotean, atentan contra las propias instituciones democráticas, las cuales se sustentan en el derecho común de todos.
Vale la pena, de vez en cuando, volver nuestra mirada hacia atrás y aprender de nuestros antecesores y poder así comprender realmente qué está en juego a causa de estos individuos que se denominan falsamente “indignados”; solo eso pretendo con este escrito.
Francisco Obrero (Can Folguera) 15 de juny de 2013
