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14 de desembre de 2018 //

Los resultados electorales en Andalucía son muy significativos. El social-liberalismo del PSOE se derrumba y dejará de gobernar después de 36 años, se hunde el “ciudadanismo” de Adelante Andalucía, las fuerzas reaccionarias obtienen en conjunto la mayoría de los diputados, irrumpe en el parlamento el franquista Vox y… gana la abstención (41,35%, más de 5 puntos respecto a 2015) Venimos diciendo desde que la crisis hiciera presa en los sectores populares que si su descontento no se canaliza por la izquierda, por una senda revolucionaria, lo haría por la extrema derecha.

Con motivo de los resultados electorales de las generales de junio de 2016, señalábamos, explicando la pérdida de más de un millón de votos por Unidos Podemos, que esa era “una unidad por arriba, desligada de los sectores populares a quienes dicen representar pero que desatiende; un proyecto político confeccionado sobre la base de renuncias a cuestiones estratégicas (…) y de sometimiento al régimen y con un exclusivo criterio de cálculo electoral; que habla de sonrisas y no de POLÍTICA. Con estas premisas quedaba imposibilitada como alternativa política que generase ilusión, rompiese la indiferencia y el abstencionismo y movilizara al electorado; que agrupase en torno a ella a los distintos sectores populares”;
que “buena parte del electorado ha tomado buena nota y sacado la conclusión de que no había ninguna alternativa política que pudiera defender sus intereses, ayudar a solucionar sus problemas y mejorar sus vidas”, al que “tampoco les han pasado desapercibidos los meses después del 20 D, donde los nuevos actores y caras se han mostrado muy parecidos a los viejos partidos de la “casta”, pensando solo en sillones y gobiernos”. Estos hechos, que se repiten desde entonces, amén de las políticas del PSOE, ha provocado la desmovilización del electorado de izquierdas que se ha traducido en esa alta abstención y, también, en un trasiego de votos a Vox, como pasara con el Frente Nacional de Le Pen.

Y es que las esperanzas depositadas por cientos de miles de personas en Podemos (y el ciudadanismo en general) se han roto por su política reformista que, en la actual situación económica, no es posible mejore sus condiciones de vida ni elimine su miseria, pobreza y desesperación, generando una frustración que les empuja a los brazos del fascismo. Hay otros factores que explican el avance del fascismo, como el terreno abonado por la dramática situación social que viven millones de nuestros conciudadanos; el abandono durante lustros de las clases y sectores populares por las fuerzas de izquierda (la responsabilidad aquí de la izquierda institucional es muy grande); la deriva antidemocrática del régimen con su restricción de derechos y libertades que siempre han sido la antesala de la extrema derecha; la impunidad con que operan las organizaciones fascistas; el papel archirreaccionario del estado en la cuestión catalana, con los partidos del régimen (incluido el PSOE) a la cabeza, pasando por la judicatura y llegando hasta el Rey, que ha jaleado la represión y al rancio nacionalismo españolista (espoleado también por elementos y sectores de fuerzas de izquierda), en un marco político y jurídico constitucional, el del
78, que lleva en sus entrañas el germen de la bestia fascista; o el papel, igual de reaccionario, de los grandes medios de comunicación. No nos olvidamos de la utilización irresponsable, en campaña, que de Vox ha hecho el PSOE para dividir a la derecha.

Así las cosas, ¿alguien puede sorprenderse del auge de Vox y su presencia en el arco parlamentario andaluz? Lo que ha ocurrido en Andalucía no es algo circunstancial ni local, tendrá su traslado al panorama políticoinstitucional español. Por otro lado, Vox no es sino el reflejo de la fragmentación de una vetusta y carca derecha incapaz de frenar el descrédito y deterioro de un régimen que hace aguas; nace de la situación de asfixia del mismo, y evidencia, como el conjunto de los resultados
electorales, la agudización de la lucha de clases que se traslada al plano político y que se caracteriza por una polarización política.
Porque al tiempo que ocurre esto se está activando y tomando rápidamente fuerza un movimiento rupturista, republicano, expresado en el desarrollo de las consultas republicanas en ciudades, barrios y universidades, movimiento que debemos ayudar a que tome un cuerpo organizativo para garantizar su continuidad y la lucha por la República.

Frente al avance del fascismo lo que toca es la unidad de la izquierda (política y social), la unidad de las fuerzas antifascistas, democráticas y progresistas. Pero no vale cualquier unidad, no puede ser la unidad que hemos visto en el ciudadanismo, no solo estéril sino contraproducente.

Necesitamos una unidad que ponga en jaque a la monarquía (que alimenta al fascismo), una unidad sobre unas bases de ruptura con la Constitución del 78 y de lucha sin cuartel por una alternativa política estatal, por la III república, etc. En definitiva, una unidad basada en el programa de 8 puntos recogido en el manifiesto republicano del 19 de junio de 2016, que debiera ser asumido de verdad, sin ambigüedades ni medias tintas, para trasladarlo a la práctica política cotidiana, a las instituciones, a la calle, a los barrios y centros de trabajo y estudio. Necesitamos una unidad de la izquierda que construya y galvanice la unidad popular como espacio de lucha política organizada de los sectores más conscientes de las clases trabajadoras y populares.

Solo podremos hacer frente al fascismo desde la lucha y organización popular, que tenga por eje la consecución de un nuevo marco político que elimine sus bases económicas, sociales y políticas: la III República. Saludamos con alegría las masivas manifestaciones antifascistas que hoy se están celebrando en Sevilla, Granada y Málaga, y hacemos un llamamiento a participar masivamente en la manifestación del 6 de diciembre en Madrid para que sea un grito y aldabonazo contra el fascismo.

¡Frente al fascismo, unidad antifascista y de la izquierda!
¡Frente al fascismo, unidad popular!
¡Frente al fascismo, vástago de la monarquía, III República!


Comisión Permanente de la Federación Republicanos

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