13 de maig de 2016 //
Como cada verano, fieles a la cita, ellas regresan, estos animalitos parecen programados por su reloj biológico, no fallan.
Podría parecer, así de pronto, que hablo de golondrinas, quizás por los conocidos versos de “volverán las alegres golondrinas, de tu ventana sus nidos a colgar”. Pues no, no hablo de golondrinas sino de cucarachas.
Estos insectos se meten en nuestras casas, escalan paredes, y no se libran de ellas, ni los pisos superiores. Durante el día permanecen escondidas y no se las ve, excepto cuando caen en la pica de fregar los platos o en el lavabo, pero por la noche deambulan por el suelo y por encima de la mesa o por entre los fogones.
Clac, clac, suenan cuando las pisas. En la casa donde vivo hay trampas especiales para ellas y cuatro aparatos eléctricos, ahuyentadores, pero se conoce que ellas no han visto la publicidad y pasan de todo. Hemos reclamado al ayuntamiento y nada, no hay manera.
Estoy hablando del barrio de Comillas, calle Lluís Companys, bloque 64, donde vivo. No tengo mucha esperanza de que esto se arregle, pero esta noche tengo insomnio, acabo de repasar el Informatiu nº 555 y no tengo nada mejor que hacer que escribir por si suena la flauta.
Manel Orós López. Can Folguera.