A medida que la crisis capitalista se agudiza se va apoderando de forma rápida y salvaje de sectores económicos que estando en la esfera estatal, son expropiados e incorporados al proceso de acumulación de los grandes capitales privados, como ocurre con la educación o la sanidad. Pero, además, se produce el proceso de expropiación de pequeños capitales y propiedades que se están incorporando al capital financiero, como ocurre en el caso de los desahucios en que la vivienda habitual de la clase obrera pasa a formar parte de la rapiña capitalista.
Es decir, miles de familias de trabajadores y trabajadoras están siendo expulsadas de sus casas por las decisiones judiciales que, al amparo de leyes y normas del sistema burgués, cumplen su papel de proteger exclusivamente al sector oligárquico-financiero, esto es, a los bancos, a los capitalistas.
Este proceso se caracteriza por la violencia que se ejerce contra la clase obrera y coloca a los proyectos reformistas en una enorme crisis de identidad, dentro del movimiento obrero y popular, por buscar fórmulas de consenso con la burguesía que pretenden atenuar coyunturalmente el conflicto, en vez de agudizar la confrontación para resolverla favorablemente para la clase obrera y resto de sectores populares.
De ahí que la dación en pago con pérdida de la vivienda habitual, para evitar el desahucio, no pueda ser considerada como una solución revolucionaria, porque no satisface los intereses de la clase obrera, entre otros motivos, porque la vivienda es un derecho inalienable y no una mercancía.
La dación en pago sigue siendo un mecanismo de dominación de la oligarquía que continua saliéndose con la suya, es decir, provocando un descenso absoluto de las condiciones de vida de los trabajadores, en este caso, obligándoles a dejar su casa (más tarde o más temprano), en un momento histórico en que carecen de recursos económicos al estar en paro más de seis millones de trabajadores/as, o en el que los que están en activo perciben unos salarios cada vez más precarios.
Las organizaciones políticas, sindicales y sociales reformistas operan en el conflicto pretendiendo ignorar que para defender los intereses de la clase obrera hay que denunciar el capitalismo y romper con todos sus elementos, y que, en el caso concreto de los desahucios no es suficiente conseguir la dación en pago, si no que es necesario acabar con el sistema capitalista, y saben también que la clase trabajadora no podrá emanciparse definitivamente de la explotación y la opresión si no es en un sistema socialista en el que se facilita la vivienda a la clase obrera con la dignidad que le corresponde.
¿Qué pasaría si se admitiera en la legislación española la dación en pago? Que la clase obrera no tendría que seguir abonando la hipoteca, pero habría perdido su vivienda.
Y esto es lo que está ocurriendo en España, porque esta medida ya está prevista en el Real Decreto-ley 6/2012, de 9 de marzo, de protección de deudores hipotecarios sin recursos, en vigor desde el 11 de marzo de 2012. Medida aprobada por un gobierno capitalista que defiende los intereses de la burguesía y del monopolio financiero. Como ya decía Marx en el Manifiesto del Partido Comunista "El Gobierno del Estado moderno no es más que una junta que administra los negocios comunes de toda la clase burguesa".
La dación en pago no puede ser considerada, en ningún caso, como la solución al problema de la vivienda de la clase obrera.
No nos engañemos, la norma, en vigor desde el año pasado, se basa en que el gobierno dice que las medidas que tiene que adoptar, entre las que se encuentra la dación en pago como medio liberatorio de la deuda, no pueden deteriorar los elementos fundamentales de la garantía hipotecaria. Es decir, el gobierno ha aprobado las medidas que necesita para garantizar el sistema financiero existente.
En definitiva, son vanas las esperanzas de quienes depositan su fe en la justicia burguesa. Por lo tanto, una necesidad básica, un derecho humano como es la vivienda sirve, una vez más, a los banqueros para expoliar a la clase obrera.
No hay que olvidar que se trata de un paso más en el camino de la oligarquía para explotar a los trabajadores, porque el beneficio que obtenía la burguesía ya se había iniciado mucho antes, cuando todo el proceso de adquisición de la vivienda venía siendo objeto de especulación con la burbuja inmobiliaria, estableciendo unos precios que no se correspondían (ni se corresponden) con su valor real y obligando a las familias obreras a endeudarse (pidiendo hipotecas) para poder tener un techo en el que cobijarse.
Y a continuación la oligarquía, con sus monopolios, ante la pérdida de ganancia del capital, comienza a forzar que la situación económica de los trabajadores y de las trabajadoras sea cada vez más precaria, y se empiezan a producir los impagos de las cuotas de las hipotecas, impagos que tienen su origen en la situación de desempleo de muchos trabajadores y trabajadoras o en el descenso de los salarios que perciben los que están en activo o en su contratación temporal que cada vez es mayor o en el encarecimiento de la vida (con la subida de impuestos indirectos que afectan por igual a toda la población y, por lo tanto, más a los que menos tienen), circunstancias todas ellas que están sirviendo de pretexto para expulsar a las familias de las viviendas, mostrando, una vez más, el capitalismo su cara criminal.
¿Hasta cuándo vamos a creer que será la burguesía la que defienda los intereses de la clase obrera?
La clase obrera ha de aspirar a ser dueña de su destino. No hay que olvidar que la gran estafa del sistema capitalista contra la clase trabajadora se revela cada vez con mayor crudeza. La Unión Europea -proyecto imperialista concebido para exprimir al máximo a la clase obrera- está resultando muy útil para los intereses capitalistas, especialmente de su sector oligárquico-financiero.
Una situación dramática que vuelve a poner los recursos generados por la clase obrera en manos de los banqueros. Y, en cambio, ¡son los bancos los rescatados por la Unión Europea, y no las familias de la clase obrera!
Para el PCPE la dación en pago no es más que una migaja que nos concede la clase dominante, para evitar un estallido social inmediato, y la clase obrera no se puede conformar con esa especie de favor que nos hace. La clase obrera exige que se respete el derecho a una vivienda digna, y para ello hay que acabar con el actual sistema de acumulación de la riqueza en manos de los bancos y los monopolios, hay que derrotar al capitalismo.
La emancipación de la clase obrera debe ser obra de la clase obrera misma. El Manifiesto del Partido Comunista ya destacaba que "Los proletarios no pueden conquistar las fuerzas productivas sociales, sino aboliendo su propio modo de apropiación en vigor, y, por tanto, todo modo de apropiación existente hasta nuestros días".
Por eso, los comunistas y las comunistas proponen que la solución contra los desahucios pasa por las siguientes propuestas:
- Nacionalización de la banca.
- Derecho del trabajo.
- Moratoria indefinida en el pago de las hipotecas para los trabajadores y las trabajadoras en paro y para los que carecen de ingresos económicos.
- Restitución de las viviendas robadas por la banca a la clase obrera.
- Acceso a los servicios públicos básicos: agua, luz, gas, calefacción, gratuito para los parados y para los trabajadores y trabajadoras sin recursos económicos.
- Y la propuesta fundamental del PCPC: la organización y lucha de la clase obrera para combatir al capitalismo.
CONTRA EL ROBO DE LA BANCA A LA CLASE OBRERA.
POR EL DERECHO AL TRABAJO Y A UNA VIVIENDA DIGNA.
POR EL SOCIALISMO.
¡¡TODO PARA LA CLASE OBRERA!!
Partit Comunista del Poble de Catalunya a Santa Perpètua (28 de maig de 2013)
