AlstomEntrevista - Entrevista

El conflicto laboral de Alstom Transport Santa Perpètua comenzó hace casi un año con la denuncia por parte de la empresa del convenio colectivo. Desde entonces se han sucedido una serie de desencuentros entre los trabajadores y la empresa por las decisiones de la dirección, que el comité de empresa sospecha puede querer vaciar de contenido tecnológico la fábrica de Santa Perpètua y teme se convierta en una planta de bajo coste fácilmente deslocalizable. Los representantes de los trabajadores están presionando a todos los niveles para garantizar la continuidad de la factoría perpetuense que hoy por hoy es capaz de diseñar y fabricar trenes como los de la L9 del Metro de Barcelona al mejor precio del grupo Alstom en Europa. Entrevistamos al presidente del Comité de Empresa de Alstom, Gabriel Moreno. 

¿Cuál es la situación actual en Alstom Transport Santa Perpètua?

Una situación complicada porque la empresa ha decidido que no aplica nuestro convenio y ha impuesto, de manera unilateral y con una interpretación muy personal, el convenio siderometalúrgico de la provincia de Barcelona, que supone una rebaja salarial de entre un 14% y un 25%. Pero no sólo eso, sino que nuestro convenio daba salida a la organización laboral de 20 años de empresa. Tenemos un conflicto porque la empresa no ha querido llegar a un acuerdo; una judicialización del convenio colectivo, también del ERTE actual y una situación de relaciones laborales encontradas. Los trabajadores donde tenemos capacidad de incidir estamos intentando presionar para que la dirección se siente a negociar y se normalicen las relaciones entre trabajadores y empresa.

¿Cuándo empieza el conflicto?

La negociación del convenio colectivo siempre había empezado con una denuncia pactada por ambas partes. Pero, esta vez ya empezamos mal porque la dirección corporativa del grupo Alstom España lo denunció unilateralmente y fue motivado por las posibilidades que ofrece la reforma laboral.

A los medios de comunicación llega cuando Alstom decide que el metro de Riad se haría en Polonia.

La dirección de la empresa puso ese tema en la mesa, bajo nuestro punto de vista, como chantaje para conseguir que los trabajadores aceptásemos rebajas salariales, aumentáramos la jornada anual sin coste, la flexibilidad y la doble escala salarial a cambio de construir en Santa Perpètua ese producto. Además, la empresa impuso un período de quince días para tomar una decisión. El comité de empresa estaba dispuesto a negociar sin presiones ni coacciones porque entendemos que somos la planta del grupo más preparada y en mejores condiciones para fabricar ese tipo de tren porque precisamente el Riad es una evolución de la L9 del Metro de Barcelona, que se diseñó, desarrolló y construyó aquí y que la oferta para el Riad se hizo desde aquí y con los precios y beneficios que podía dar fabricándose en Santa Perpètua. No entendíamos porque esta presión y chantaje. Nosotros seguimos insistiendo en hacer el Riad porque el pedido no empezará a construirse hasta 2015. La ministra de Fomento, Ana Pastor, ha reclamado a Alstom que Santa Perpètua puede hacer este pedido conseguido por un consorcio de empresas español, gracias a la Marca España, que tiene capacidad para entrar en el mercado árabe y con un presupuesto y diseño hecho desde Santa Perpètua.

¿Se llegó a un acuerdo sobre el convenio?

Sí, el 18 de septiembre con la mediación de la Generalitat, se llega a un acuerdo firmado y ratificado por ambas partes. Pero veinte días más tarde, la dirección de la planta se echó atrás y dijo que no lo cumpliría. El acuerdo suponía importantes sacrificios de la plantilla ya que establecía una doble escala salarial, el aumento de jornada, flexibilidad horaria que era la que solicitaba la empresa y afectación en 14 puntos sociales. Además, se establecían garantías de futuro y una cláusula por si no había cargas de trabajo. Los trabajadores aceptamos esos sacrificios porque había garantías y cargas de trabajo. Al final, no se ha llegado a un acuerdo en la negociación del convenio colectivo porque ni la dirección en España ni la de la multinacional se han comprometido a garantizar una carga de trabajo estable a cambio de ese sacrificio de los empleados.

¿Y además de incumplir el acuerdo, presentó un expediente de regulación temporal de empleo (ERTE), que está vigente?

Este tampoco se pudo cerrar con acuerdo porque la empresa quería llegar a un acuerdo de flexibilidad horaria pero sin compensación económica alguna para los trabajadores que se viesen afectados, sólo lo que marca la Ley. Nosotros defendíamos y defendemos que no era necesario porque se planteó en medio de la negociación del convenio usándolo para condicionarla. Se ha llevado a juicio, que se celebró en marzo, y nosotros creemos que quedó demostrado que era injustificable. Además, no se está aplicando en toda la dimensión que quería la empresa. El ERTE comportaba 150 trabajadores que se iban al paro hasta un máximo de ocho meses y 23 días de cierre para todos. No se está cumpliendo y creemos que corrobora que no era necesario. En el fondo de este ERTE hay una discriminación sindical, que es otro punto que creemos que hemos demostrado. A todo este se añade que cuando se aplicó el ERTE se renovó a los trabajadores eventuales que había y se han contratado más.

¿La carga de trabajo de quién depende?

De las administraciones públicas. La administración tiene dos responsabilidades importantes en este conflicto. La administración es administración-cliente de Alstom y somos la única empresa capaz de construir trenes en Catalunya, con una muy alta calidad, reconocida por la multinacional, en tiempo y en precio adecuado. Tenemos la máxima calificación que puede dar la multinacional a sus plantas y además, de las fábricas con capacidad de producir toda la gama de productos Alstom con tecnología, diseño y valor añadido, somos la más barata. Somos así porque la Generalitat ha invertido dinero en esta factoría a través de un acuerdo de I+D+i, que ha permitido el desarrollo total de la línea 9 del Metro de Barcelona, que ha abierto a Alstom el mercado latinoamericano con encargos en Panamá, Perú y Chile y el metro de Riad. La Generalitat tiene que tener más personalidad en este conflicto porque nos estamos jugando la industria ferroviaria catalana y porque además esta planta permite a Alstom tener negocios de mantenimiento, señalización y seguridad.

¿Qué futuro pretende la multinacional para la factoria de Santa Perpètua ?

Nosotros hemos transmitido a la Generalitat que, si Alstom no apuesta por Santa Perpètua, Catalunya no se puede permitir que se elimine el valor añadido que supone la ingeniería y nos convierta en una planta low cost muy fácilmente deslocalizable. En esta época de crisis, Santa Perpètua ha resistido porque podíamos ofrecer productos de calidad y con tecnología. Si al final la decisión es vaciar de contenido tecnológico la empresa, la Generalitat debería hacer un estudio de mercado y las operaciones necesarias para impedirlo o que tome las riendas, porque podemos construir trenes sin Alstom. No es lo que queremos, queremos continuar con Alstom, pero es una posibilidad que la Generalitat, que invirtió mucho dinero en esta planta y que es única en Catalunya, tiene que tener en cuenta. No nos podemos permitir perder un sector industrial estratégico.

Después del apoyo de quince ayuntamientos, ¿esperáis que haya una reacción?

Nos estamos jugando el futuro de la industria ferroviaria de Catalunya. Por eso hemos querido politizar el conflicto, porque va más allá de una fábrica. La dirección, una vez más, ha rechazado un calendario de negociación propuesto por la Generalitat y los trabajadores insistiremos al Govern y a los grupos parlamentarios.

¿Cómo veis ahora mismo el futuro?

Yo estoy convencido de que todavía somos una factoría necesaria para Alstom. No estamos en un conflicto definitivo. Creo, sinceramente, que somos una fábrica en Alstom capaz de ofrecer los productos que necesita. Por eso seguimos luchando. Lo que queremos impedir es convertirnos en una empresa de bajo coste a la que Alstom distribuya los pedidos que no tengan rentabilidad, de difícil fabricación, sin garantías de calidad, para que pueda prescindir de nosotros. Nosotros creemos que somos capaces y podemos responder a las necesidades del grupo, pero queremos seguir siéndolo.

Foto: Gabriel Moreno, presidente del comité de empresa de Alstom Transport, en la plaza de la Vila de Santa Perpètua, en la útlima concentración reivindicativa de la plantilla / Josep Cano

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