Había una vez un pueblo, en el que había de todo y aparentemente todo estaba en su sitio, tenía calles, parques, centros cívicos, escuelas, tenía un pabellón donde los niños jugaban, bueno no todos los niños, ah! por cierto, ese pueblo estaba en una encrucijada, o eras verde o eras rojo. Este detalle carecería de importancia si pensamos que vivimos en un mundo global, sin colores ni pensamientos coartados, pero no era así. Si tú tenías un carnet rojo y gobernaban los de rojo todo era maravilloso, claro si tenías el !!Papelito!! que te identificaba como uno de ellos eras feliz, lo tenías todo en tu mano solo con el dichoso papel. Ah!! Pero si cambiaban los colores y salía el verde ya no te valía para nada el!!Papelito!! Rojo. Entonces tocaba el papelito verde, si no eras servicial aparte de tener el papelito verde no te daba derecho a casi nada. Esta es una fábula del siglo XXI. Lo triste de la fábula es que no puedes ser tú mismo, tienes que pertenecer a los rojos o a los verdes, me parece PATETICO que tengamos que elegir un color con lo bonito que es el arcoíris, me gusta la vida global. Lo más grave de todo esto es que nadie en ese pueblo parece darse cuenta de que vivimos esa situación, y a vista de todos los “verdes” esta situación es la NORMAL. Como dicen en mi pueblo MEXAN POR NOS E TEMOS QUE DECIR QUE CHOVE. Traducción: mean sobre nosotros y tenemos que decir que llueve.
Amador Queija (La Florida) 19 de juliol de 2013
